Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el año 2015 el 37% de las mujeres fue primeriza a los 35 años o más. Es un dato que va en aumento, y que es el reflejo de una tendencia de la sociedad actual: cada vez son más las mujeres que deciden ser madres a una edad más avanzada. En paralelo a este cambio en la maternidad, han aparecido muchas mejoras en el sistema de salud que hacen que estas mujeres estén mejor atendidas y se sientan más acompañadas. En Ginecólogos Granollers somos conscientes de esta realidad y ponemos al servicio de estas mujeres todo nuestro conocimiento para garantizar el éxito del embarazo y el buen estado de salud tanto de la madre como del bebé en este momento tan trascendente.
A nivel biológico, la capacidad reproductiva de la mujer disminuye de forma significativa a partir de los 35 años, ya que decrece la cantidad como la calidad de óvulos. Este hecho implica que en caso de embarazo haya más riesgo de abortos y de fetos con alteraciones cromosómicas. También aumenta la posibilidad de enfermedades de la madre como la diabetes gestacional o la hipertensión arterial crónica. Ser madre a los 40 años también implica asumir otros riesgos obstétricos, como la posibilidad que el bebé nazca de forma prematura, que el parto sea inducido y por cesárea. Estos factores no hacen desaconsejar un embarazo en edad tardía, pero sí que implican un control más exhaustivo, más pruebas de las que se realizan a las madres más jóvenes. También es recomendable una visita previa a la concepción para dar toda la información con las ventajas y los inconvenientes que supone el embarazo y dar herramientas para que la mujer tome la decisión que considere.
A nivel emocional, la preparación es mejor en edad avanzada. Las madres más mayores seguramente tendrán las ideas más claras ante las inseguridades y dudas de la gestación. Es cierto que probablemente una madre joven será más enérgica y una de más edad se cansará antes, pero la verdad es que el hecho de haber disfrutado de la juventud puede ayudar a la madre a vivir la maternidad de una forma más serena y relajada.
En conclusión. La maternidad tardía es fruto del cambio social que implica la búsqueda de la mujer de su momento ideal para ser madre, teniendo en cuenta factores personales, familiares y profesionales. Pero a pesar de los riesgos que hemos comentado, esta realidad está acompañada por un sistema de salud con garantías tanto para la madre como para el bebé y con la necesidad de informar, comprender y empatizar con las sensaciones y voluntades de la mujer.