La copa menstrual

A pesar de que su uso se ha popularizado en nuestro país durante los últimos 10 años, la copa menstrual es tan antigua como los tampones. Ambos métodos de retención del flujo de la menstruación existen desde los primeros años del pasado siglo, pero por motivos diferentes el tampón y la compresa son los más utilizados. No obstante, durante la última década se ha ido consolidando como un sistema fiable y ecológico. Además, desde un punto de vista de la salud, la copa no produce ningún tipo de infección vaginal y no es ni más ni menos peligrosa para el cuerpo que un tampón o una compresa.

La copa menstrual es un recipiente que se introduce en la vagina para recoger la sangre de la menstruación. En la mayoría de casos tiene una pequeña extensión en la base para facilitar su colocación y extracción. Igual que el tampón, colocar la copa -fabricada en silicona médica- necesita de cierta práctica, pero en ningún caso es difícil y tampoco hace daño. Ahora bien, es importante haber escogido bien la talla de la copa, que será diferente según la edad de la mujer y si ha tenido relaciones sexuales y partos vaginales. Una vez adquirida la práctica, el funcionamiento es muy sencillo y solamente debemos tener en cuenta vaciar la copa las veces al día que sean necesarias y enjuagarla bien con agua. Bien colocada, la copa no se nota y permite hacer, por ejemplo, actividad deportiva con normalidad. La copa se puede usar en todas las edades y en todas las etapas de la vida, desde la primera regla hasta la menopausia.

Al ser un elemento reutilizable, es aconsejable lavar con agua la copa menstrual cada vez después del vaciado, y hay quien recomienda hervirla cada vez antes de su primer uso. Debemos recordar que el flujo vaginal es un medio favorable para el cultivo de bacterias, y por lo tanto es importante mantener la copa menstrual en buenas condiciones de higiene. Aun así, es un método tan seguro como las compresas y los tampones.

Una última ventaja que queremos destacar de la copa menstrual desde Ginecólogos Granollers es su sostenibilidad. Se calcula que de media, las mujeres tienen unos 520 ciclos menstruales a lo largo de la vida, cifra que supone el uso de más de 9.000 tampones o compresas. Es evidente pues que el uso de la copa menstrual también tiene un impacto positivo sobre el medio ambiente.