El embarazo y la crianza de los pequeños están envueltos de tópicos que han persistido a lo largo del tiempo. Y la lactancia materna tampoco se escapa de ellos. La alimentación durante este período -la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia exclusiva en los 6 primeros meses de vida del bebé y combinada hasta los 2 años- genera algunas dudas que no siempre encuentran la respuesta adecuada. En este artículo, des del Centro de Ginecología y Obstetricia os queremos proporcionar algunas recomendaciones sobre la alimentación y la lactancia.
Si no hay ninguna contraindicación, e igual que en el embarazo, es importante mantener una dieta variada y equilibrada durante la lactancia. En este período, dure lo que dure, se da por supuesta la capacidad de la madre para producir leche en la cantidad y la calidad necesarias para el bebé. Por lo tanto, el primer tópico que debemos romper es que no hace falta comer en más cantidad durante la lactancia, ya que será nuestro mismo cuerpo el que irá regulando el metabolismo y el que gestionará las reservas de grasa -energía- de que dispone. Así pues, más que la cantidad, lo que debemos tener en cuenta es la calidad y el tipo de alimentos que comemos.
De entrada, los nutrientes que debemos potenciar durante la lactancia son la energía, las proteínas, las vitaminas A, B, C y E, minerales como el yodo, el selenio o el zinc. Si ponemos algunos ejemplos, es recomendable el consumo de hidratos de carbono presentes especialmente en los cereales y la patata, así como el pescado azul un par de veces por semana, porque nos aportará ácidos grasos Omega 3 beneficiosos para el desarrollo del cerebro. Fruta, verdura, proteína en forma de carne magra, huevos y legumbres, calcio y un aumento de la hidratación son el complemento perfecto para una alimentación correcta durante la lactancia.
¿Y qué alimentos debemos evitar? Primero de todo, hemos de decir que aunque hay algunos alimentos que pueden hacer variar el gusto de la leche materna, esto no implica que el bebé la tenga que rechazar, y más si son alimentos que la madre ya tomaba antes de iniciar la lactancia. Por lo tanto, se puede comer de todo. Dicho esto, el que sí que debemos limitar es el consumo de cafeína y suprimir el tabaco y el alcohol. Recordamos que a través de la leche materna se pueden expulsar diferentes substancias nocivas y que van a parar directamente al bebé.